l
Esta tierra mía
perfora como una
trepanación
cada rastro y cada
sombra de mi misma,
y sobrevuelo a ras de
suelo velándome la sombra,
con una cruz y la
mortaja por montera.
ll
Recuérdame que pase
de puntillas,
cada vez que suene un
fogonazo por tu sombra
y se me doblen como juncos las rodillas,
en el juego tenaz de
la sospecha.
lll
Como cometas por el
cielo revolotean
naufragios y seísmos,
creando una conmoción
desorbitada,
al alba,
se me devuelve mi
nombre,
mi voz y la cordura,
entonces,
soy vida y fulgor manso.
lV
Ese arrastrar miradas desde adentro,
ese sumar azules desde fuera,
ese transitar por remolinos,
ese caminar descalza sobre el cielo
y seguir despierta siempre
a ras de suelo.
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